BUENOS AIRES.- El presidente del Episcopado y arzobispo de Santa Fe, José María Arancedo, negó que la Iglesia haya participado de negociaciones con el Gobierno Nacional en torno al proyecto de reforma del Código Civil, al señalar que se actuó "con honestidad y responsabilidad".
"La participación de la Iglesia fue clara y pública", dijo Arancedo y aseguró que "no hubo nada que no se conociera". Desde la Iglesia, aseguró, "actuamos con honestidad y responsabilidad, al plantear públicamente nuestro parecer, como un servicio a una obra que nos compromete a todos".
Además, en una entrevista con el diario "La Nación", sostuvo que la postergación de la aprobación definitiva de la reforma para 2014 era "una buena medida, para dar mayor tiempo de reflexión, en un tema en el que es necesario un mayor acuerdo político".
El prelado enumeró las propuestas que oportunamente los obispos dieron a conocer en documentos y audiencias públicas, al igual que otras instituciones, universidades, colegios profesionales y fieles católicos, y advirtió que muchos aspectos del dictamen que aprobó la Comisión Bicameral no coinciden con la posición de la Iglesia.
El religioso consideró esencial la definición legal del comienzo de la existencia de la persona, dado que el proyecto reconoce que la vida humana comienza desde la concepción, dentro o fuera del seno materno. "Desde ese momento hay vida humana y debe ser protegida sin importar las circunstancias. Los embriones no son cosas", acotó. El arzobispo apuntó que valoraba "que se haya excluido la legalización de la maternidad subrogada y reforzado la prohibición de la manipulación genética. Pero se propone una regulación incompleta de las técnicas de procreación artificial, que podría incluir la fecundación post mortem, aunque se la haya suprimido", advirtió.
A su vez, el obispo de Chascomús, Carlos Malfa, expresó: "la Iglesia no negocia ni menos presiona, sino que ejerce, con libertad, su irrenunciable servicio a toda la sociedad, en la fidelidad a Dios y a la dignidad humana". (DyN)